Los acontecimientos de los últimos años con una casi permanente aplicación por nuestros gobiernos de la llamada «doctrina del shock», para imponer medidas socialmente regresivas o autoritarias, exigen que trabajemos juntas para cambiar la situación, que nos activemos las personas independientes, y también las ya organizadas, y construyamos espacios confluyentes para afrontar esta situación.
Estamos convencidxs de que, como nos enseñaron las candidaturas municipalistas, para que ese espacio (o esos espacios coordinados) tengan la opción de generar ilusión y sumar energías sociales diversas, es imprescindible que se construya desde abajo y desde la pluralidad, y sobre fórmulas más horizontales, inclusivas, participativas y democráticas que las del pasado, que vayan más allá de la mera coalición.
Construyamos una «marea» aragonesa, un «mayenco», una avalancha que arrastre a su paso la destrucción de derechos, la desigualdad creciente, la falta de democracia, la corrupción, la insolidaridad,…
Manifiesto: Por una marea aragonesa
Tras las pasadas convocatorias electorales, que modificaron de forma muy importante el mapa político, pero en una medida todavía insuficiente para atender las demandas sociales expresadas por la sociedad a partir de 2011; y ante el nuevo periodo que se abre, creemos que ha llegado el momento de abordar las “tareas pendientes” de ese amplio movimiento político (conformado, tras años de movilizaciones e iniciativas ciudadanas, en torno a confluencias electorales y nuevas candidaturas y organizaciones), para afrontar con mejores herramientas y expectativas el próximo periodo.Uno de esos asuntos pendientes es el de la articulación de sus espacios organizativos , necesariamente plurales, con la exigencia de horizontalidad, transparencia y democracia “real” (también en las organizaciones políticas) impulsada por el 15M.
Experiencias como las de las iniciativas municipalistas, que han tenido éxitos muy importantes; o la creación de diversas plataformas políticas confluyentes en algunas comunidades, articulando un espacio “de personas”, hablan de una extendida necesidad de afrontar esa tarea.
En Aragón, donde queremos impulsar esa “marea” con las elecciones autonómicas como primer horizonte temporal, el éxito de experiencias confluyentes de base como la de Zaragoza en Común, que ha llegado a gobernar en esa ciudad; o la de Alto Aragón en Común que, junto a Podemos (y luego a Unidos Podemos) consiguió por primera vez un diputado ajeno al bipartidismo en Huesca -siendo esta la única provincia con solo tres escaños donde esto se ha logrado- avalan el proyecto de una “marea” aragonesa (un “mayenco”, una avalancha) que sea núcleo unificador y vertebrador de las políticas anti regresivas y constituyentes en esta Comunidad.
Otras organizaciones aragonesas que apoyan un cambio político y social a favor de la mayoría, o apuestan ya en sus documentos por una marea de esas características, o han apoyado procesos como los citados, que beben de la experiencia organizativa de colectivos ciudadanos, o sitúan la confluencia como uno de sus planteamientos centrales para el futuro.
Esta nueva plataforma a crear, conformada por personas, cuya diversidad debería garantizar la igualdad en la participación y la toma de decisiones (independientemente de si pertenecen o no a otros colectivos políticos) debería tener una serie de características que la alejasen de la vieja política, de su “reparto de puestos” entre partidos, de las “tradicionales” pugnas entre grupos de presión, o de fórmulas de coalición que, se ha demostrado, no generan ilusión.
Construida desde la base, con pautas de horizontalidad y profunda exigencia democrática y ética, esta “marea”, en la que podrían integrarse, o en la que podrían confederarse, espacios e iniciativas existentes, debería tener la participación personal como práctica central.
Este espacio deberá tomar medidas para facilitar su permeabilidad y comunicación permanente con la sociedad, rompiendo las barreras tradicionales entre los partidos, sus militantes, y la ciudadanía.
En la misma línea habrá de prestar atención destacada a las demandas de los colectivos y movimientos sociales para, respetando siempre su independencia, tratar de facilitar o de articular su realización desde el campo institucional.
Conseguir autonomía y visibilidad como espacio político propio de Aragón, sin renunciar a coordinarse con espacios similares del Estado o de ámbitos más amplios; y atender las problemáticas específicas de esta Comunidad y las del medio rural, sin olvidar los retos y cuestiones globales, son otros de los objetivos que deberá marcarse.
Esta marea aragonesa, que ha de facilitar la incorporación a la acción política de nuevos sectores, puede reforzar el papel de Aragón en los procesos políticos estatales, y debe ensayar fórmulas que la alejen de la estructura de partido tradicional, que trata a las personas como votantes, y que se convierte, con demasiada frecuencia, en gestor de intereses gremiales o particulares.
Incrementar la ilusión, a través de prácticas honestas, participativas y transparentes, para llegar a más espacios en el territorio y en la sociedad, aumentando la capacidad de incidir en la transformación política y social, en la profundización de la democracia y en la defensa de los intereses de la mayoría es la finalidad de esta iniciativa, que ha de ponernos en el camino de constituir en Aragón una herramienta política “del siglo XXI”, al servicio de la mayoría social.
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